Ermita Santa Zita (Siglo XVI-XIX)
El origen al culto a la Santa estaba basada en la traída de la primitiva Imagen por unos Genoveses que tras permanecer presos en la ermita, habilitada como cárcel, en prueba de gracia por su liberación regalan una Imagen a la Villa, dentro del alo puro de la leyenda en sí, asombran las coincidencias históricas más aún cuando ésta es la Patrona de Génova.
El origen del culto es probable que sea a finales del Siglo XIII principios del XIV, y valla unísono a uno de los procesos repobladores a que se sometió la Sierra.
CONSIDERACIONES HISTORICAS SOBRE LA IMAGEN DE LA SANTA.
Anterior a la actual imagen de Santa Zita hubo otra la cual fue totalmente destruida en el incendio que asoló la ermita a las 12 del mediodía del 20 de diciembre de 1889, aunque nunca estuvieron claros los orígenes del desastre se barajó que con toda probabilidad lo causasen las velas depositadas por las devotas a la Santa, propagándose rápidamente por el altar, tejado y paredes… así como se destruyeron una serie de exvotos, en su mayoría cuadros, que recogían la historia de Siglos del culto a la Santa en Zufre, como una de las inscripciones y pinturas que adornaban los arcos y muros, es probable que estas aún perduren bajo las capas de cal.
Ante el peligro de derrumbe de los muros de la Ermita, el párroco agiliza los trabajos de restauración, el 23 de enero de 1890 se informa de la inclusión de las obras, en la cual participaron tanto el Ayuntamiento como la totalidad del vecindario, quién no aportaba materiales trabaja algún día de balde. Motivado por el alto coste y la falta de presupuesto para la nueva imagen así como la imposibilidad de reunir el dinero para costearla, el 20 de Agosto de 1890 el párroco, informó al Arzobispado que la nueva imagen de Santa Zita encargada al escultor Manuel Gutiérrez sería regalada por sus hermanas, además solicitaba autorización para bendecidla junto con la Ermita; el 23 de Agosto se le concede autorización siguiendo la fórmula del ritual romano.
La primitiva Imagen a tenor de los pocos testimonios que nos han llegado, incluida un daguerrotipo coloreado, era bastante diferente estilísticamente a la actual. Realizada, con toda probabilidad a finales del Siglo XV o comienzos del XVI se encuadraba dentro de las llamadas Majestad, de un solo bloque y en actitud sedente. Su iconografía respondía al tipo La Verónica portando en sus manos un paño con imagen de la cara de Jesucristo. Las intervenciones sobre la primitiva Imagen de Santa Zita son escasas entre 1720 a 1775 y se limitan a pequeñas reparaciones de las manos y el rostro de la Imagen, zonas que debieron deteriorarse más con las salidas procesionales agravadas por el deplorable estado en que se encontraba la Ermita fruto de la "dejez del culto".
Sobre el 1728 y 1742, se producen dos importantes restauraciones y aportaciones, en primer lugar para la encarnar el rostro y manos de la Santa y posteriormente para dotar a la Santa de la vestidos, y la restauración de las manos de la santa. En ambas restauraciones eran costeadas con las limosnas que conseguían reunir los Mayordomos así como de las rentas de los bienes transmitidos durante generaciones a la Hermandad y que eran como de las rentas de los bienes transmitidos durante generaciones a la Hermandad y que eran arrendados por año cumplido y que dan muestra del interés del vecindario por preservar el culto a la Santa, consideradas por muchos como un vecino más de la villa. El culto a Santa Zita fue el más cercano tanto al sentir popular como el más localista.
LA ERMITA
La Ermita de Santa Zita es una sencilla construcción de una sola nave con tejado a dos aguas, dividida en tres tramos por dos arcos apuntados que exteriormente descansan sobre cuatro contrafuertes, similar a otras construcciones de la comarca. Carece de cualquier tipo de ornamentación o añadido posterior que le confieren a la estructura un sentido uniforme y unitario sólo, a principios del Siglo XX, la caída casual de la espadaña que coronaba la entrada principal varió sensiblemente su fisonomía, espadaña que aparece documentada desde el Siglo XVI.
La ubicación de la Ermita de Santa Zita es clave dentro del viario tradicional de la Sierra. Levantada sobre el acceso principal a la Villa al menos desde el Medioevo actuó como cruce en la red de caminos y vías que convergerían en la calle Larga. Por aquí pasaba el cordel de las Buervas, cañada en origen de trashumancia que unía el Reino de Sevilla con Portugal y que más tarde pasó a ser la ruta comercial más extensa de la Comarca. La misma ermita fue levantada a finales del siglo XVIII-XIX sobre una construcción anterior como lo demuestra el hallazgo hacia 1920, cuando procedió a sustituir el suelo interior por el actual, de un capitel visigodo del Siglo VIII-IX reutilizado hoy como pila del agua bendita, que encuadraría esta construcción dentro de las Iglesias Serranas de Repoblación, aquellas levantadas sobre los cimientos de pequeños templos anteriores de época visigoda. Su construcción entre huertos y cercas, en el llamado camino de las acequias, red de distribución de aguas de origen árabe, motivó la celebración de su culto dentro del ciclo festivo primaveral, celebraciones que aunque de carácter religioso fusionó ritos profanos y divinos.
Destaca en la construcción la portada de ladrillo visto, levantada con toda probabilidad en la primera mitad del Siglo XVI a merced de las diversas donaciones que recibe la Santa para sus obras.
La cimentación del Conjunto se realizó salvando el desnivel de la calle creando un pódium cimentado sobre la peña que interiormente recorre el lateral norte, en ésta se aprovecharon sillares y sillarejos de origen romano así como en las zonas menos nobles se utilizó ripio. La actual cubierta a dos aguas sustituye al artesonado destruido en el incendio de 1889, último de los artesonados del Siglo XIV - XV que existieron en Zufre.
LAS SALIDAS PROCESIONALES DE LA SANTA.
Por la octava del Corpus, día estipulado por su Hermandad para celebrar diversos actos en su honor, el Altar de Santa Zita era adornado con sus mejores galas, según la relación de gastos desde 1728 entre otros se azogaban las lámparas y adornaban con flores tanto el interior como el exterior de la Ermita, los repique de las campanas de la ermita se prolongaban durante todo el día y en el transcurso de la fiesta tenían lugar "…las danzas y bailes en honor a Santa Cita…". La liturgia celebrada en el Santuario correspondía a un predicador, por lo general traído expresamente. Otras funciones eran costeadas por las Memorias, difuntos que habían dejado una serie de bienes a la Cofradía para que durante unos años ésta celebrase por el descanso de su alma un número estipulado de funciones coincidiendo con las fiestas de la Santa.
En las salidas procesionales, la Imagen era vestida por sus camareras así consta en los sucesivos recibos de 1735-1757. La Imagen era portada sobre unas andas de plata, las cuales fueron arregladas en 1765.
El paso era adornado con flores artificiales y naturales.
Tras la invasión Napoleónica y la posterior desamortizaciones el culto paulatinamente va decayendo y se reducen considerablemente los actos en honor de la Santa, podemos aseverar que Santa Zita se ve envuelta en un retroceso generalizado en toda la Sierra y que hará desaparecer muchas Ermitas e Imágenes, la Ermita se sustenta gracias al aporte de los vecinos y los cuidados desinteresados de sus devotas.
LEYENDA DE SANTA ZITA
Cuenta la leyenda que Santa Zita era criada de un rico hacendado. Guardaba en su delantal las migajas de pan que dejaba su señor para después repartirla entre los pobres. Cuando él le preguntaba qué llevaba en el delantal, ella le respondía: "flores mi amo", y mostrándole el delantal sólo se veían flores en él.