Ermita de Nuestra Sra. del Puerto
Al pie de un empinado cabezo que da paso a una amplia dehesa, la ermita de Ntra. Sra. Del Puerto fue lugar de reunión para todas aquellas personas que encontraron en la explotación de los campos su medio y modo de vida. De encaladas paredes, su espacio interior se estructura en una sola nave, cuatro tramos y altar mayor. La portada es sencilla, de ladrillo visto, desarrollándose un conjunto de soportales de cierta belleza por adecuarse a los laterales del edificio.
Importantes obras se llevaron a cabo a principio del siglo XVIII. El visitador del arzobispado en su informe de 1728 dejó escrito que la hermandad de la Virgen del Puerto estaba empleando todas sus rentas y limosnas en la reedificación del santuario. En 1732 las obras estaban a punto de finalizar. En 1734 el capital de la ermita se estaba utilizando para otros menesteres, fundamentalmente para la festividad; la reedificación, por tanto, había concluido. Diez años más tarde consta una partida de gastos en obras de albañilería y carpintería. Aunque la documentación del siglo XIX no nos aporta nuevas noticias constructivas, indudablemente debieron llevarse a cabo más de una. En 1917 el altar mayor se construyó en nueva planta.
Zufre, en el Antiguo Régimen, potenciaba a través de su institución concejil: la preservación de los recursos naturales, la defensa del equilibrio agropecuario, el abastecimiento y la protección de la vida local. La inspección del visitador del año 1741, además de señalar que era un pueblo realengo, de 150 vecinos y 600 almas, puntualizaba que sus moradores seguían una buena conducta religiosa y que el ayuntamiento estaba formado por dos alcaldes ordinarios y seis regidores, elegidos anualmente por el cabildo de Sevilla. Próximas al pueblo tenía cuatro ermitas, San Sebastián, Santa Zita, San Miguel y Ntra. Sra. de Consolación o del Santo Espíritu; las dos ultimas eran ermitas hospitales donde se recogían pobres transeúntes. Todos estos edificios se encontraban en mal estado. Alejadas del pueblo había dos ermitas más, Ntra. Sra. Del Puerto y Ntra. Sra. del Prado, a legua y media y dos leguas respectivamente.
Las cuentas de la hermandad se presentaban habitualmente a los visitadores. A cargo del mayordomo quedaban los bienes de la cofradía y la obligación de defender sus intereses cuando las circunstancias lo requerían.
No se vuelven a tener noticias de Ntra. Sra. del Puerto hasta el último tercio del Siglo XIX, cuando en septiembre de 1879, Tomás Carbonera González, vecino de Zufre, solicita el cargo de capiller-ermitaño de la virgen, pues deseaba acabar sus días sirviendo a la señora. El 18 septiembre el Arzobispado pidió informes al cura de Zufre, quien responde el día 23 que el solicitante se encontraba ejerciendo el cargo desde hacia siete años y durante ese tiempo se había ocupado de arreglar el camino que iba del pueblo a la ermita, ganándose la aprobación de los vecinos, los cuales le habían socorrido con limosnas para su sustento.
Las ermitas, ayuntamiento, iglesias, se han ido arreglando, modificando su estructura original hasta convertirlas en un organismo histórico, un documento arquitectónico de continua y lenta sedimentación. La iglesia de Zufre, a pesar de estas transformaciones, no ha perdido su diseño originario. El cura José Martín Labrador, en carta dirigida al provisor del arzobispado, le expresa que la iglesia necesitaba algunos reparos y que querían empezar con las obras, pues había reunido los materiales necesarios. El donativo mas generoso corrió a cargo de Francisco Bocanegra, aportando 4500 baldosas, las cuales fueron cortadas y pulimentadas por los devotos de Zufre; los mármoles habían sido extraídos de las canteras de Málaga, transportados por ferrocarril hasta Camas y después a lomo de cabalgaduras hasta la población.
Las tensiones acumuladas se activan en un momento determinado, cuando no se respeta el sentimiento popular de feligreses por su patrona. Estos desajustes creaban enormes controversias, que a su vez ocultaban otros fines. El cura de la iglesia parroquial de la Purísima Concepción de Zufre, el 18 de septiembre 1899 informó que esa misma mañana, con motivo del traslado de la imagen de Ntra. Sra. del Puerto a su ermita, cuando se disponía a cerrar el camarín, a doscientos metros de la población, en el sitio denominado las Cuatro Callejas, donde se reúne el pueblo para rezar la salve y despedir a la Virgen, un grupo de hombres profiriendo frases groseras y ademanes amenazadores, dieron la voz de atrás con la Virgen, alegando el fútil pretexto de lidiar un toro y trasladarla al día siguiente. A pesar de que las autoridades civil, militar y eclesiástica se opusieron a tan extravagante pretensión, las protestas fueron creciendo en número, arrebatando la imagen a los que la portaban, y devolviéndola al pueblo.
En la actualidad se celebra dos romerías que son una el último domingo de Agosto, cuando se realiza el traslado de la imagen hacia la localidad y la segunda, el segundo domingo de Septiembre, cuando es devuelta a su Ermita, este encuentro anual con la Virgen, es una fecha añorada y deseada. A través de las fiestas se reencuentran los valores y la identidad de la comunidad.
La Virgen de Ntra. Sra. del Puerto es una imagen de candelero para vestir. Luce traje blanco y manto rojo. Porta en su mano derecha el cetro, teniendo la mano izquierda en disposición de coger al Niño Jesús. Mide 1,50 metros y es obre del escultor Antonio Castillo Lastrucci, realizada en 1937. El Niño Jesús fue restaurado por Francisco Buiza Fernández en 1960. La Virgen solo tiene al niño los quince días en los que permanece en el pueblo. Este ritual evitó que el Niño se quemara en 1936.